Ruta del Vino y del pescado
El pescado constituía un plato fundamental en la dieta de la Edad Media. Sardinas, besugos y arenques, frescos o conservados en salazón o ahumados, eran habituales en los mercados del interior de la península. Bermeo, Lekeitio y Ondarroa se convirtieron en el destino de las rutas comerciales de intercambio con el interior, a través del puerto de Urkiola, entre Durango y Vitoria.
La exportación de pescado se realizaba principalmente en invierno, cuando los arrieros llegaban a las Cofradías de Pescadores de esos puertos para comprar pescado fresco, que conservaban en barriles con nieve, aprovechando las bajas temperaturas de la estación. Cuando realizaban la ruta inversa, traían trigo, sal, vinagre y vino desde La Rioja, Navarra o Castilla.
Al amparo de ese tráfico de pescado y cereales, comenzó la comercialización de un producto de lujo: el vino, que provenía fundamentalmente de la Rioja Alavesa y que era más apreciado y caro que el txakoli local.
Los arrieros atravesaban la difícil orografía de un territorio que era muy transitado a diario, ya que llegaba pescado fresco procedente de Bizkaia al mercado de Vitoria-Gasteiz todos los días.
La ruta se mantuvo hasta comienzos del siglo XX; ahora, reconvertida en un Itinerario Turístico-Cultural y en una GR (GR 38), pretende recuperar su antiguo esplendor con los nuevos caminantes del siglo XXI.
La ruta se divide en dos, una para Ondarroa y la otra a Lekeitio.